Contenedor Cultural. Vélez-Málaga
Proyecto de concurso / Competition project
Localización / Location: Vélez – Málaga, Spain
Proyecto / Project: 10.2010
Cliente / Client: Gerencia municipal de urbanismo Ayuntamiento Vélez-Málaga
Arquitectos / Architects: Fernando Pino & Manuel G. Paredes
Superficie construida / Built area: 11.877 m²
El contenedor cultural de Velez trabaja desde dos escalas de aproximación atendiendo a su posición privilegiada junto a la vía de comunicación. Por un lado la del “plano largo”, como en el montaje cinematográfico, asumiendo su condición de secuencia lejana a modo de polo de atracción comarcal, con una accesibilidad y reclamo directos desde una vía rápida que une las ciudades de la costa Malagueña, rica por otro lado en potenciales usuarios de todo orden. La segunda escala será la del “plano corto”, aquel que pone en contacto al ciudadano de un modo próximo y directo con el edificio.
Frente a una estrategia de ocupación extensiva en la parcela organizando las necesidades del programa en superficie, proponemos una solución que opta por colonizar comprimiendo la edificación, dada además la necesidad de tomar cierta altura para poder situar el edificio con suficiente presencia, ante el fuerte impacto de la vía elevada 10 metros sobre la cota del solar. Entendemos las necesidades programáticas divisibles en dos grandes grupos; los espacios públicos de gran dimensión, como salas de exposición sala de conciertos y teatro, talleres y salas de ensayo, y aquellos otros de una escala pequeña que sirven de apoyo a éstos, como es el caso de aseos, núcleos , camerinos, etc.
Como ocurre con la estructura de las capas de una cebolla, las sucesivas especializaciones de las pieles así como la sucesión de espacios contenidos unos en otros permiten crear lugares cargados de contenido. La edificación propone acoger bajo su protección aquellos espacios de transición o intermedios que existen entre las piezas del programa, dando valor esencial a ese tratamiento como lugar. La luz, el aire el paso de la gente se convierten en los elementos a transferir de un capa a la siguiente. De este modo los espacios de transición quedan acogidos en una especie de lugar interior-exterior, permitiendo la sucesión y matización de las distintas necesidades de relación de cada uso del programa, dependiendo de su carácter mas o menos público.